Sorprendentemente ha salido el Sol* en esta isla Bilbaína. Nos despertamos con el flu-flu de Le vent nous portera. Café, tostadas, palabras lentas y bostezos en cadena. Pero ha salido el Sol* y hay que aprovechar, sacarle brillo al día. Pasamos unas horas de mañaneo en el parque reflexionando sobre nuestro “personal kit” (esto suena a personal shopper, pero nada que ver). Se trata de juntar nuestras preocupaciones, motivaciones, intereses, desilusiones, etc. En definitiva una gran caja de herramientas comunes para intentar atornillar este desajuste de sociedad en la que vivimos. Arduo objetivo a alcanzar, aunque lo importante en realidad es más el proceso, el viaje de convivencia y creatividad en él que nos embarcamos días atrás.
El Sol* se esconde (está tímido últimamente). Nosotros aprovechamos para abrir la gran caja mágica a ver que encontramos….
Aparece una gran ensaladera de palabras por reinventar, reescribir, rediseñar. Código fuente le llaman. Una masa imperfecta de influencias y conocimientos de los cuáles nacen nuevos discursos, nuevas ideas, nuevas actitudes. De repente sale a escena el procomún, explicando cómo gestionar los recursos de una comunidad a partir de unas reglas. También está el realista con rasgos utópicos y la mujer-lunar, cíclica en el tiempo. Aparecen intentos de invasión de la parte del cerebro izquierdo (el racional) en proceso de conquista de la parte del cerebro derecho (la imaginativa). Está flirteando y allí siguen.. La empatía sobrevuela el espacio, pero, me han dicho que reside en una mujer de puro corazón.
Pasan las horas y nosotros envolviéndonos y desenvolviéndonos, envolviéndonos y desenvolviéndonos en un repit infinito, abriendo camino en terrenos seco-pantanosos, siendo pequeños artistas del día a día, de nuestro entorno sin exigir resultados inmediatos, sabiendo esperar. Porque al fin y al cabo en eso estamos, en ese ir y venir, en un estado de construcción, abierto y creativo; en una comunicación en beta.