deriva Arangoiti

aunque nuestro plan era derivar hasta la playa, las previsiones no eran muy favorables. el domingo 24 amaneció gris y un poco triste. la noche anterior nos habíamos permitido el lujo de salir a conocer la noche bilbaína y fue bonito poder despertarse a las 10 de la mañana, aunque ni que decir tiene que no habíamos dormido más de 6 horas!

el plan mañanero fue derivar hasta la punta de Zorrozaurre, y por el camino conseguimos colarnos por un agujerito y conocer una fábrica abandonada alucinante por dentro. me corrijo, puesto que, como dijo Maider, algo no está abandonado cuando hay movimiento en él, y ese lugar se mueve. y mucho. Ropa secándose, migas de pan encima de la mesa, sacos de dormir, sprays en el suelo… Demostraciones de lo inframince (infraleve). Lo que está, pero no se ve:

la chaleur d’un siege (qui vient / d’être quitté) est infra-mince  (el calor de un asiento (que se acaba / de dejar) es infra-leve, o ”les buées – sur surfaces polies” (los vahos – sobre superficies pulidas)

Marcel Duchamp

Un concepto muy interesante que pongo sobre la mesa para quien quiera conocerlo un poco más. y ya, si queda tiempo, recomiendo volver a la fábrica con esto aprehendido 😉

con la promesa de un ascensor que nos subiría sin esfuerzo, nos dirijimos al barrio de Arangoiti. no hubo ascensor, como adivinaréis. así que con el culo mojado y mucho ánimo (¡vamos a ver, qué tal lo hacéis, el juego va a empezaaaaar!) comenzamos la subida a uno de los barrios más marcianos de Bilbo. Casas de megadiseño nórdico junto a edificios con grietas preocupantes, con la única compañía de niños jugando a los globos de agua mientras caía un buen aguacero (¿?¿?). allí decidimos dividirnos: la mitad de la expedición decidió conocer el Bilbao más «turístico» y los que quedamos nos mentalizamos para comenzar la escalada hasta los repetidores de Artxanda. en Madrid, hacer una marcha por el campo significa tener que hacer un viaje de una hora. pero Bilbao is different 😉

para situaros, Cristina iba en chanclas y calcetines y Maialen y yo digamos que en pantalón de pijama. no nos habíamos vestido para lo que nos esperaba… una cerca de pinchos y una jauría de zarzas! fue complicado superar esa parte, pero la visión de campo abierto nos animó en seguida. las vistas abarcaban desde el Guggenheim hasta el mar y nos ayudó a situarnos en la ciudad. «aire fresco!» decía Cristina. maialen alucinaba con la cámara de vídeo y no la soltaba (con razón pesaban luego tanto los archivos!). Unas ovejas nos dieron la bienvenida a los repetidores, fue un poco surrealista. La marcha tuvo su punto clave con el descubrimiento de los huesos del Homo Euskalerriensis: 

Medio caladas (literalmente, lo mojao nos llegaba hasta las rodillas) finalizamos la marcha en Lutxana, donde cogimos el metro. Allí pudimos pillar un poco la esencia del barrio, curioso, y de una zona más industrial. Y bueno, como la suerte no es algo que me suela acompañar, cuando llegué a casa me enteré de que me tocaba hacer la cena…

maider regresó con un bote con arena de playa, agua de mar, conchas y mensajes. ester, joseba, andrea y vero vinieron cargando con el pan bimbo de su paseíto por bilbo-centro. Pero sus experiencias será mejor que nos las cuenten ellos 🙂

besterik gabe, gero arte!

 

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